Siempre de la mano porque ambas técnicas se desarrollaron casi al mismo tiempo. Y es complicado entender el desarrollo de la litografía y posteriormente la impresión offset sin conocer los avances técnicos en fotografía a lo largo de los siglos XIX, XX y XXI.
Inicialmente, ambas disciplinas parece que no tendrían nada que ver entre sí. Con Johann Aloys Senefelder desarrollando la técnica y escribiendo su tratado técnico en 1800 que expandió el método de impresión por toda Europa. Y un litógrafo, precisamente esto, como Nicéphore Niépce desarrollando la heliografía en 1822. La primera forma de fotografía conocida. A él le debemos la primera imagen que se conserva: Vista desde la ventana de Le Gras.
Niépce era un entusiasta de la litografía y del gran avance que suponía esa nueva técnica de impresión. De hecho, muchos artistas mostraron su interés en el formato ya que era capaz de reproducir facsímiles con una alta calidad respecto al original. En una de las primeras fases del desarrollo de la técnica fotográfica, Niépce se empecinó en grabar la imagen en piedras calizas litográficas, tratadas con una solución fotosensible basada en betún, pero parece que debió de abandonar el intento por lo engorroso del sistema. En cualquier caso, fue su socio Daguerre el que perfeccionó el sistema y le dio su nombre: daguerrotipo. Éste estaba basado en el revelado de una aleación de yoduro de plata con vapores de mercurio previamente sensibilizada con vapores de yodo.
La verdadera obsesión de la época era que la imagen única de la placa del daguerrotipo, presentada en sociedad en la Academia de Ciencias Francesa de 1839 , se pudiera traspasar a algún tipo de placa con posibilidad para poder generar más copias. No hubo mucho éxito hasta el calotipo del inglés Willian Talbot, que aunque lograba esto, era excesivamente engorroso y lento como sistema para ilustrar libros. A pesar de todo, aportó a la fotografía el papel pre-sensibilizado, el paso de negativo a a positivo y, en resumen, el origen de la fotografía analógica moderna.
Hubo que recurrir otra vez a los orígenes y a los desarrollos inacabados de Niépce y su betún de Judea. Charles Nègre, fundador de la Sociedad Francesa de Fotografía, hizo avances con el betún y la galvanoplastia y obtuvo las primeras placas en huecogabado procedentes de fotografías: grabados heliográficos. Un genio. Y un gran avance en la época que se hizo público en la Exposición Universal de 1855 en Paris. Los tramados llegaron más tarde, como forma de estabilizar la tinta durante la impresión. Fue Talbot Bertchold y su desarrollo fue tan impactante que el gobierno de EE.UU. promovió la impresión de los bank-notes de la Reserva Federal con este método. Gillot avanza aun más y desarrolla el fotograbado para tipografía, con un éxito increíble. Llegó también la zincografía, el grabado en plancha de zinc en lo que antes se hacía en piedra caliza, pero que sin embargo tuvo un relativo éxito hasta la llegada del offset, los cilindros y su transmisión por caucho.
Y finalmente, llegó el fotocromo en 1880, una forma de traspasar las fotografías a la piedra caliza y la posibilidad de imprimir a color. El sistema consistía en la exposición de una piedra caliza litográfica recubierta por una emulsión sensible a la luz con un negativo de cristal sobre ella. Esta emulsión se componía de betún purificado disuelto en benceno con compuestos oleosos. . El sistema Niépce. La piedra se exponía originalmente al sol durante bastantes horas ya que no existían las cabinas de insolado, no había bombillas todavía. La luz ultravioleta endurecía el betún y le volvía resistente a los disolventes que se llevaban el material en las zonas no-imagen. Posteriormente se lavaba la piedra con ácido nítrico y se le aplicaba goma arábiga. Se insolaban varias piedras calizas según colores llevase la imagen. Este tipo de impresión tuvo bastante éxito hasta que el offset de Ira Rubel y la planchas polímetálicas ocuparon el lugar de la litografía a partir de 1903.
La Industria Gráfica y la fotografía sin embargo no detuvieron aquí su particular relación. El paso del formato analógico a al digital fue una evolución natural en el sector gráfico. Con los primeros escáner de tambor, de marcas conocidas en el ámbito fotográfico como Hasselblad, Agfa o Kodak, se inició esta particular carrera en la imagen digital. Estos ingenios se empezaron a normalizar en las imprentas a finales del siglo XX para digitalizar a máxima calidad, hasta 4000 ppp, las imágenes analógicas. Esto permitía incluirlas en el flujo de trabajo informático que comenzaba a implantarse con los ordenadores de Apple y sus avanzadas tarjetas gráficas como máximo exponente. Al mismo tiempo que estos dispositivos hubo que desarrollar por parte de la industria formatos de almacenamiento digital para fotografías como TIFF, JPEG y formatos de transmisión de información como los PDF, en sus variantes A y X.
Por eso resulta paradójico que muchos, que desconocen esto, digan que la fotografía y la industria gráfica en cierta forma están obsoletas, cuando fue su asociación y desarrollo lo que puso todos estos avances en la transmisión de información gráfica al alcance de la Sociedad actual.
Iván Rodríguez.
Perito en Artes Gráficas, documentoscopia y grafística.
Profesor del Perito Experto Judicial en Artes Gráficas y Serigrafía de la UNED y socio de la Asociación Española de Imagen Científica y Forense – AEICF